Lo admitas o no, la psicología juega un papel clave en tus operaciones diarias. Todos los días tomamos cientos de decisiones sobre las que realmente no tenemos el control — nuestro cerebro usa el piloto automático para ayudarnos a movernos por el mundo. La mayoría del tiempo, esto es algo realmente bueno. La vida sería agotadora si tuviéramos que pensar en cada respiración o cada paso que damos al caminar.
Sin embargo, estas rutinas pueden tomar el control de decisiones o acciones en algunos momentos en los que no nos es favorable. Por ejemplo, hay muchas decisiones de trading que tomamos bajo la influencia de estos actos reflejos. Vamos a ver cómo impacta esto en la estrategia de trading de los traders.
1. Miedo a las pérdidas
Las pérdidas son una parte natural del trading que todo trader conoce. Sin embargo, muchos traders les tienen tanto miedo, que en un intento por evitarlas, actúan irracionalmente. Por ejemplo, algunos traders mantienen abiertas operaciones perdedoras con la esperanza de que mejoren. Al final acaban cerrándolas con muchas más pérdidas.
En la mente del trader, perder es algo muy serio y debe hacer lo mejor para darle la vuelta. Es parte de nuestra naturaleza: luchar contra los resultados que son malos para nosotros. En realidad, perder es una parte normal de la curva de aprendizaje y es importante ser capaz de enfrentarse a resultados no beneficiosos.
Sin embargo, cuando los traders siguen un plan y utilizan herramientas de gestión de riesgos cada vez que operan: estableciendo niveles de stop loss y take profit, así como planeando el cierre de las operaciones, es entonces cuando pueden manejarse.
2. Sesgo de Accesibilidad
Nuestro cerebro está conectado de forma que nos hace creer que nuestras últimas experiencias son la verdad. Sin embargo, a menudo el conocimiento al que tenemos acceso inmediato no es preciso, en lugar de hacer una investigación cuidadosa, cogemos aquello que el cerebro nos dice que es correcto.
Por ejemplo, muchos traders sufren por su propia experiencia. Encuentran una estrategia o un indicador, e intentan implementar su propia estrategia. Sin embargo, en lugar de generar un resultado favorable, pierden sus fondos varias veces seguidas. Su cerebro les dice que es porque esa estrategia o ese instrumento de trading, sencillamente no funcionan. ¿Realmente es mala la estrategia? Podría ser. Sin embargo, el trader no puede saberlo con seguridad: su cerebro solo le ha engañado asumiendo que es así.
La cuestión con la experiencia personal es que incluso el conocimiento más accesible del que disponemos, está basado en una cantidad de información muy pequeña. Sin hacer una investigación necesaria y varias pruebas, puede ser dañino confiar en la experiencia más inmediata.
Dicho esto, es importante ser capaz de dejar una estrategia, si no te funciona. Aún así, asegúrate de ponerla a prueba concienzudamente en la cuenta de Práctica antes de considerarla inútil.
3. Altas Expectativas
Esto conlleva esperar resultados, pero sin ninguna estrategia real de trading. Hay traders esperan que las circunstancias sean perfectas y generen resultados favorables, sin ningún esfuerzo por su parte. Es fácil ver el gráfico y darse cuenta de cientos puntos de entrada buenos que uno puede usar rápidamente.
Pero en realidad, los resultados positivos solo se pueden alcanzar con un análisis exhaustivo. Hay docenas de activos diferentes, entre los cuáles el trader debe escoger el que considere más adecuado y después decidir el momento correcto para una entrada o una salida.
Otra expectativa que tienen muchos traders es la de obtener muchos beneficios de golpe. Los grandes beneficios ocurren raramente y los traders deben mantener a raya sus emociones y ver la situación racionalmente. Establece metas realistas e intenta seguirlas firmemente, en lugar de ser impaciente y codicioso.
Conclusión
Como puedes ver, nuestro cerebro juega, definitivamente, un papel enorme en cada parte de nuestra vida, incluido el trading. Aunque puede ser difícil escapar a patrones que nos son familiares, incluso un esfuerzo pequeño tiene el potencial de mejorar nuestro enfoque a la hora de operar.