La política y la economía de España han sido noticia durante los útimos diez años. Lamentablemente, no se ha tratado de buenas noticias. Hoy, una vez más, tanto la política como la situación económica del país europeo atraviesan una situación particular y sumamente compleja. Desde la crisis del 2008, que aun no es claro que haya llegado a su fin, pasando por los ataques terroristas, la creciente deuda y los movimientos independentistas, España parece no tener tregua.
Por estos días, quienes comercian bonos españoles tienen su atención puesta en el 29 de septiembre, aunque este entusiasmo se vea algo borroso debido a la delicada situación política por la que atraviesan los españoles. S&P Global Ratings tiene un caso para subir la nota de España cuando se publique el análisis de la deuda española el viernes próximo. Recordemos que se trata de una deuda que asciende a 1.1 trillones de euros ($1.3 trillones de dólares). Mientras tanto, para el 1 de octubre estaba planeado un referéndum para determinar la permanencia, o no, de Cataluña en España. Este referéndum acaba de ser suspendido por la justicia española y, como si esto no fuera lo suficientemente conflictivo, sus promotores han sido arrestados.
De esta manera, las buenas noticias de S&P con respecto a la calificación española, podrían postergarse. La situación política es, por muchas razones, ciertamente inestable. Michael Leister, número uno del Departamento de Estrategias de Tasas para Commerzbank AG en Frankfurt, afirmó en una entrevista que “no se espera un upgrade en el rating por el momento”. El ejecutivo agrega que “si bien la recuperación española es real, la incertidumbre con respecto a Cataluña continúa creciendo”. Vale la pena aclarar que estas declaraciones tuvieron lugar antes de que, a fin de la semana pasada, el gobierno español decidiera, en una medida sin precedentes, suspender el referéndum catalán, catalogándolo de ilegal y encarcelando a sus promotores. Es decir que, en términos de estabilidad política, particularmente en lo que se refiere a movimientos separatistas, el panorama estaría mejorando por estas horas. O no. Está por verse.
Para entender qué es lo que realmente sucede en España y cómo el país ha llegado a la situación en la que se encuentra, es necesario comprender algunos de los episodios que marcaron la última década española.
¿Qué pasó en el 2008?
Conocida como la “depresión económica española” o coloquialmente como “la crisis”, esta catástrofe económico-financiera y social, estalló en el año 2008. A pesar de que las autoridades españolas afirmaron, en 2014, que la crisis había llegado a su fin, existen otros puntos de vista que no necesariamente comparten esta apreciación. Lo cierto es que la economía española, si bien se ha ido recuperando, aún no ha logrado alcanzar los índices previos a la crisis. El desempleo continúa siendo un asunto a mejorar (la tasa de desempleo está hoy en un 18%) y la política española en general, aún se ve empañada por las consecuencias del desequilibrio económico de fines de los 2000.
La crisis española fue parte de la crisis económica mundial del 2008, crisis que afectó a, prácticamente, todos los países del planeta. Aun así, vale aclarar que España se vio particularmente golpeada por este colapso económico global. Sucedió que este punto de quiebre en la economía mundial que derivó en una crisis sin precedentes, evidenció y profundizó algunas cuestiones que sucedían a nivel local en el país mediterráneo. Es así que la depresión económica en la que se hundió el mundo, derivó en la explosión de la burbuja inmobiliaria española, detonó su crisis bancaria en el 2010 y llevó los índices de desempleo a niveles insospechados.
Como es lógico, esta situación despertó la furia de los españoles, que se lanzaron a las calles a protestar y se organizaron en nuevos partidos políticos, mientras que, en algunos casos, alimentó sentimientos separatistas que ya existían previamente. Las clases media y baja españolas, en lo que a la economía se refiere, han pasado una década marcada por la decepción, la lucha por la supervivencia y el malestar.
Situación actual
En el plano político, España enfrenta hoy dos situaciones extremadamente complejas. Por un lado, la amenaza independentista de Cataluña. Por otro, la amenaza terrorista de los extremistas musulmanes.
La economía de Cataluña se apoya principalmente en el sector industrial y los servicios. La actividad económica de la región constituye un 20% de la economía de España. El PBI de la provincia está muy por encima de la media de la Unión Europea. Con este panorama y una larga historia de divisiones, disputas territoriales, y conflictos en lo que a la autonomía y la identidad se refieren, España y Cataluña han tenido, desde siempre, una relación algo tensa.
La situación económica y social de España, como consecuencia de la crisis, no ha hecho más que incrementar la tensión entre ambos bandos. Los movimientos separatistas se han multiplicado, las divisiones se han profundizado y los resultados están a la vista. La semana pasada, un juez de instrucción de Barcelona puso en marcha una operación en la que resultaron arrestados los responsables del llamado a la consulta para la independencia de Barcelona que iba a tener lugar el primer día de octubre. Los agentes policiales realizaron más de 40 allanamientos y detuvieron a un total de 14 personas. Lo sucedido generó protestas masivas en las calles de Barcelona. El descenlace de este capítulo de la historia entre España y Cataluña es incierto.
En cuanto a la amenaza terrorista en España, la situación es bien delicada. España es miembro de la denominada Coalición Internacional Contra el Estado Islámico, que interviene medio oriente (más específicamente Irak y Siria), con el objetivo de combatir el extremismo islámico y restaurar el orden. Sucede que España en general, y Cataluña en particular, es hogar de miles de musulmanes, algunos de ellos miembros de organizaciones terroristas. Esto tiene como consecuencia que el país se encuentre en estado de alerta permanente, debido a que ataques como el del 17 de agosto, que le costó la vida a 16 inocentes, pueden sucederse en cualquier momento.
S&P y la calificación española
La calificación que S&P da a España en la actualidad es BBB+, con buenas perspectivas. Una mínima suba de esta calificación a A-, llevaría a España a su mejor calificación de los últimos 5 años. Estrategas de Natwest Markets dicen que hay un 66% de probabilidades de que S&P suba la calificación de España. Una suba en la calificación implicaría un reconocimiento al proceso de recuperación económica española y atraería inversiones. Inversores se preparan, expectantes, para que los bonos españoles tengan una performance extraordinaria, en el caso de que S&P suba la calificación del país comandado por Mariano Rajoy.
A comienzos de esta semana, el Ministro de Economía español, Luis de Guindos, afirmó que su gobierno espera que todas las agencias mejoren la calificación de España en un futuro cercano. El funcionario agregó que, si bien el conflicto con Cataluña implica algunos riesgos, la recuperación económica del país lleva en marcha cuatro años y es suficiente para que se mejoren las notas.
En marzo de este año, S&P subió su índice de perspectivas con respecto a España de estables a positivas. Se trató de una señal sumamente favorable y, quizás, también una pista de lo que se aproxima en términos de la calificación española. En aquel momento, Standard & Poor pronosticó un crecimiento de un 2.5% para este año. A partir de allí, varias otras instituciones, entre ellas el Fondo Monetario Internacional, estimaron un crecimiento de un 3% para España en 2017.
Habrá noticias pronto. Inversores esperan, esperanzados, que la tendencia cambie y las novedades comiencen a ser positivas.