La salud financiera de una persona está basada en varios componentes y generalmente puede ser definida como el estado de las finanzas personales. Existen muchos criterios que se usan para determinar la salud de las condiciones financieras de alguien. Algunos de ellos son la habilidad para generar ahorros, la sensación de control, la habilidad de planear los gastos y de cumplir las metas financieras.
Es importante promover una salud financiera fuerte que corresponda a la edad de la persona, especialmente para aquellos que deseen vivir una vida financieramente independiente. En este artículo hablaremos de cómo puedes evaluar tu propio estado de salud financiera y cómo mejorarlo.
La importancia de la salud financiera
Tener una relación sana con el dinero requiere de mantenimiento y consistencia. De la misma forma que nos ejercitamos e intentamos comer una dieta equilibrada para mantener nuestro cuerpo fuerte, mantener nuestras finanzas en forma también requiere algo de trabajo. Si no estás trabajando activamente en tu relación con el dinero, la situación puede escaparse entre las manos. Es bastante parecido a la gestión del capital al operar: sin una buena gestión de riesgos, toda la operación puede salir mal.
Al contrario de lo que mucha gente cree, la salud financiera no está enteramente basada en, y evaluada por, la ausencia de deuda. La deuda es una gran parte de ello, pero una salud financiera fuerte puede estar caracterizada por un flujo de ingresos estable, gastos predecibles sin sobresaltos y compras no planeadas, ahorros que crecen firmemente y fuertes retornos en inversiones. La falta de deuda no supone automáticamente un estado financiero sano, porque no indica necesariamente que la persona lleve un buen plan y se ciña al presupuesto. Por eso no se trata de un único factor, sino más bien un conjunto de componentes que tienen importancia.
¿Cómo determinar tu salud financiera?
Antes de avanzar más, evalúa tus circunstancias actuales. Para entender mejor tu situación financiera, es útil preguntarte a ti mismo algunas cuestiones importantes. Piensa en ello como un ejercicio de evaluación de tu estado financiero.:
- ¿Estás bien preparado para lo inesperado? ¿Tienes un fondo de contingencia para gastos inesperados o emergencias?
- ¿Tienes suficiente salud o un seguro de vida?
- ¿Cúal es tu patrimonio, es positivo? Para calcularlo, resta las deudas de la cantidad total de activos (inversiones, dinero y equivalentes, propiedades)
- ¿Sientes que tienes suficiente dinero para vivir?
- ¿Puedes permitirte las cosas que necesitas? ¿Qué hay de las cosas que quieres?
- ¿Estás endeudado? Si es así, cuanta de tu deuda tiene intereses altos (como tarjetas de crédito)? ¿Es menos del 50%?
- ¿Tienes un plan de jubilación? ¿Estás camino de alcanzar tu meta de ahorros a largo plazo?
Si has respondido que sí a la mayoría de estas cuestiones, es señal de que tienes un buen estado de salud financiera y eres cuidadoso con tu dinero. Sin embargo, si la respuesta es no, o no está seguro, podría ser buen momento para realizar cambios. No se necesitan muchas medicinas para mejorar tu salud financiera, sino una buena planificación y algo de fuerza de voluntad.
Mejorando la salud financiera en 3 pasos
Nadie nace sabiendo cómo llevar las cuentas. Es una habilidad adquirida que puedes aprender al igual que has aprendido a leer o a escribir. Hay muchas cosas que puedes hacer para ello, pero existen 3 pasos muy claros que no son difíciles de seguir para comenzar.
Empieza a presupuestar
Si constantemente sientes que no tienes dinero pero no tienes ni idea de a dónde ha ido a parar, la solución es empezar a registrar cada compra. Hay cientos de formas de documentar tus gastos — escribirlos en una libreta, rellenar una hoja de cálculos de Google, usar una app que se sincronice con tu cuenta bancaria — sin importar lo que escojas, te proporcionará una pista sobre tus hábitos de gastos. Separa los gastos en categorías para asegurarte de contar cada uno de ellos.
Aunque pueda sonar aburrido, este método te ayudará a entender dónde han ido a parar esos céntimos extra para saber que gastos puedes suprimir. Después de un tiempo, ya no necesitarás registrar tus gastos porque sabrás exactamente cuánto necesitas para cada categoría, pero al principio este método te ayudará a sentirte más en control.
Paga tu deuda
Cuando debes dinero, tener una rutina financiera sana puede ser complicado. Pagar tu deuda es crucial, para que no ejerza presión sobre ti y te haga miserable. Es tu decisión cómo decidas hacerlo: gradualmente, con pequeñas cantidades, o rápido, haciendo de ello tu prioridad. Lo importante es asignar suficientes fondos para ahorrar y para gastar al mismo tiempo, para prevenir que la deuda aumente.
Empieza a ahorrar
Incluso si tienes deuda, nunca es demasiado pronto para empezar una cuenta de ahorros. Ya lo llames colchón financiero o cuenta de emergencia — puedes tenerlo para protegerte en caso de necesidad. Los profesionales dicen que debes tener suficiente cantidad para tres o seis meses de gastos, pero puedes empezar con algo menos. La clave para generar ahorros es la consistencia, así que puedes empezar por cantidades pequeñas con las que te sientas cómodo, y ahorrar sin lanzarte a ello inmediatamente.
Conclusión
La salud financiera es un tema enorme que tiene muchas capas. Sin embargo, al final se trata de evaluar dónde te encuentras, y planear tus gastos futuros y tus ahorros, más que dejarse ir con la corriente. Cualquiera puede mejorar su estado financiero con algo de determinación, así que considera usar los consejos que hemos comentado anteriormente.