En una historia envuelta en misterio, el Departamento de Estado de los EEUU ha tomado la decisión de retirar de su embajada en Cuba a todo el personal no esencial (60% de los funcionarios). ¿La causa? Una serie de ataques, aparentemente de origen sónico, que afectaron a más de 20 empleados de los gobiernos estadounidense y canadiense. El conflicto diplomático ya ha comenzado y ambos gobiernos emiten comunicados al respecto casi todos los días. El asunto se ha colado también en la política local estadounidense, en donde políticos conservadores reclaman a la administración Trump medidas extremas.
Lo que sucedió, cómo, y cuándo sucedió, no está aún del todo claro. Sí se sabe que hay heridos y que los mismos han regresado a Estadosu Unidos y están recibiendo atención médica. Los afectados sufrieron traumatismos cerebrales y/o pérdida de la audición.
El presidente Donald Trump afirmó “…el problema en Cuba, hemos tenido un problema realmente grande en Cuba, tendremos algo que decir sobre eso bastante pronto”.
“Han hecho algunas cosas muy malas en Cuba. Algunas cosas muy malas”, agregó más tarde. Las ambiguas declararciones del primer mandatario estadounidense están en consonancia con la confusión reinante alrededor de este episodio.
Similitudes con la guerra fría
El caso incluye todos los ingredientes de los que la Guerra Fría se alimentaba: suspenso, misterio, espías y ataques no convencionales. Aparentemente, fue entre fines de 2016 y mediadios de 2017 que diplomáticos estadounidenses y canadienses comenzaron a sufrir las consecuencias de lo que se sospecha se trató de ataques acústicos. En la mayoría de los casos, las familias de los funcionarios también resultaron afectadas, ya que los ataques se produjeron en las viviendas provistas por el gobierno cubano. Uno de los casos también tuvo, misteriosamente, lugar en un hotel en donde se alojaba un funcionario. Entre los síntomas presentados por los funcionarios de América del Norte se encontraron fuertes dolores de cabeza, mareos y dificultades en la visión.
Declaraciones cruzadas e investigación
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba dijo que el episodio es “lamentable” como así también lo es que “…se politice el asunto…y se tomen decisiones apresuradas y sin sustento en evidencias y resultados de la investigación concluyentes”. Mientas tanto, Cuba, en una decisión sin precedentes, permitió a agentes del FBI que investigaran los hechos en Cuba. Los mismos tampoco han llegado a conclusiones consistentes luego de varios días de trabajo.
Algunos medios de comunicación estadounidenses afirmaron que los ataques se habrían llevado a cabo con dispositivos de infrasonidos o de ultrasonidos. También se considera posible que se hayan utilizado armas electromagnéticas. La investigación en curso también considera la posibilidad de que en el ataque hayan estado involucrado otros países, como por ejemplo Rusia, Irán o Corea del Norte, ninguno de ellos en buenos terminos con los Estados Unidos.
«No tenemos respuesta definitiva sobre el origen o la causa de los incidentes», afirmó el Departamento de Estado. Cuba afirma haber tomado «medidas adicionales de protección de los diplomáticos estadounidenses y sus familiares». «La cuestión es que hay gente que no está bien, y aún no sabemos por qué», afirman, con algo más de cautela, desde el gobierno candiense.
Conflicto diplomático
Debido a la naturaleza particular de este ataque y a la falta de pruebas, Estados Unidos ha evitado acusar directamente a Cuba. Por el momento, el gobierno de Trump ha decidido retirar más de la mitad de la delegación estadounidense de la isla y alertar a los turistas. Por su parte, el gobierno cubano expresó preocupación y calificó la decisión de Estados Unidos como “precipitada”. El Partido Comunista de Cuba también dijo tener voluntad de continuar “la cooperación activa entre las autoridades de ambos países”.
Vale la pena destacar que estos ataques poco convenciales comenzaron inmediatamente después de la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. De cualquier manera, la cronología de los acontecimientos no está clara. Para la larga historia de espionaje y contraespionaje entre estadounidenses y cubanos, este nueva episodio aporta una nueva anécdota: espías estadounidenses son los funcionarios que sufrieron las peores consecuencias de este ataque sónico.
Algo más de dos años atrás, la Embaja de Estados Unidos en Cuba había sido reabierta luego de décadas de enfrentamientos y enemistades. Las relaciones parecían, finalmente, normalizarse. Hubo versiones de colaboración y hasta de proyectos conjuntos entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba. La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales del año pasado fue un paso en la dirección opuesta. Los recientes ataques no han hecho más que confirmar esta nueva tendencia, que no es, ni más ni menos, que la historia de los últimos 60 años entre ambas naciones.