Hay muchas ventajas al acceder a tus Bitcoin sin tener que depender de terceras partes. Cualquiera puede controlar sus propios Bitcoin u otras criptomonedas sin tener que acceder a bancos ni otras instituciones financieras.
El control, gracias a la tecnología blockchain, ha vuelto a las manos de los inversores. Y esta es una de las cualidades que han, definitivamente, contribuído al crecimiento exponencial de este mercado.
Pero tener control sobre tus inversiones también puede tener sus problemas, tal y como demuestra la divertida historia de Mark Frauenfelder, un reportero de Wired.
En esta historia, Mark nos cuenta como se arriesgó a perder 30.000$ en Bitcoin.
Es una historia interesante por muchas cosas, porque representa los riesgos en los que cualquier inversores que no tenga las habilidades técnicas puede caer, si no toma las precauciones necesarias.
En realidad es muy importante para cualquiera que desee acercarse al mundo de las criptomonedas, familiarizarse con contraseñas más seguras, la autentificación en dos pasos, y en general con cualquier control directo por su propia seguridad. Tal vez pueda ser difícil al principio para algunas personas, pero es el precio que se debe pagar por no depender de bancos y otras instituciones centralizadas.
La historia de Mark comienza en 2016 cuando decide invertir 3.000$ para comprar 7,4 Bitcoin.
Mark acababa de empezar a trabajar para el Laboratorio del Instituto de Futuros y Blockchain, y su deseo era entender más de cerca el potencial de la blockchain y la criptomoneda que había hecho despegar a esta tecnología, el Bitcoin.
Unos pocos meses después y tras intentar realizar algunas compras online, el valor del Bitcoin empezó a ascender de manera firme y casi diariamente. Así aquella pequeña inversión cuya finalidad era poner a prueba la nueva tecnología, comenzó a convertirse en una pequeña fortuna a la que era necesario proporcionar más protección.
Mark decide entonces confiar en algunos consejos de expertos, y todos ellos están de acuerdo en que la solución más segura es almacenar el Bitcoin en un monedero hardware, que es una sencilla memoria usb que te permite almacenar tus claves privadas y hacer transacciones sin tener acceso a internet.
Así pues Mark, decidió comprar un Trezor, uno de los monederos hardware más usados.
La configuración del Trezor era sencilla: una vez conectado al ordenador y a su sitio web, muestra 24 palabras que tienes que escribir y almacenar en un lugar seguro. Al hacer esto podrás recuperar tus Bitcoin en el futuro en caso de que pierdas tu Trezor.
Después de que estos 24 números, se te solicita que establezcas un PIN, que también es necesario para acceder a tus Bitcoins.
Por lo tanto, Mark escribe todo en un pequeño pedazo de papel. Después de unos días tiene que irse a unas vacaciones planificadas, así que decide dejar este papel en la habitación de su hija. Pero una agradable sorpresa le da la bienvenida al volver de sus vacaciones, cuando descubre que el papel ha sido tirado a la basura por el servicio de limpieza.
No hubiera sido ningún problema si Mark recordara su PIN. En este caso, tan solo tenía que reinicializar el Trezor al estado inicial. Pero por desgracia, Mark no se acorda del PIN exacto. Prueba diferentes combinaciones pero siempre son incorrectas, y con cada intento, por cuestiones de seguridad, aumenta el tiempo que tarda en poder intentarse de nuevo.
Llegado a este punto, empieza a temer que no podrá recuperar sus Bitcoin, que durante ese tiempo ha continuado a aumentar en valor.
Intenta encontrar soluciones en los foros online y contactando el servicio de atención al cliente de Trezor, pero parece que sin el PIN o los ‘seed numbers’ no podrá tener acceso a sus fondos.
Mark, en este momento, está casi desesperado y hasta habla con hipnotizador para poder recordar los números escritos en aquel papel, pero sin éxito.
Un día, cuando las esperanzas de recuperar esos bitcoins ya han desaparecido, Mark recibe un email de Trezor, instándole a actualizar el sistema porque hay señales de una posible vulnerabilidad en la versión anterior.
Y es esta vulnerabilidad la que supone la futura solución de Mark.
De hecho, recibe la ayuda de un joven programador que ha sido sugerido por un amigo, y será capaz de recuperar el PIN precisamente gracias a esta vulnerabilidad y porque Mark no actualizó el sistema entretanto.
¿Cuál es la moraleja de la historia? Encuentra un lugar seguro para guardar tus PINs y contraseñas.